Apretaba con los dientes la razón que quedaba,
por lo bajo se sabía espejo de una canción gastada.
Huir, ¿pero de qué sentido? -se preguntaba-
¿o de las garras de la lucha con uno mismo?

-Sin ton ni son- repetía balbuceando

La belleza de la ausencia que estaba junto a su puerta,
con la mano en off,y los ojos en la lluvia que amanecía.

Bueno es el humo de los cuartos que sollozan,
mientras colgaba de una foto, la invención de la infamia,
cuando las muecas de entonces no son ni recuerdos hoy.

La luz, quieta, posada sobre un gesto que se mueve cuadro a cuadro.
No quiero un beso que sepa a limón por el resto de los días.
Sin despedida y sin culpa.

Me quedaré esperando, mirando a la puerta,
hasta que sepa que no vas a volver.

¿cuánto cuesta ese capricho?

de los rincones perdidos y encontrados
de las nubes que llueven y de las que solo sonríen
de las casas de arena y las de piedra.

no hay músculo que resista una sonrisa de verdad
ni lágrima por lo que se dejó sin vivir

las manos al cielo no garantizan caricias

los ojos enjuagados en la mirada que grabaron
no dejan de maldecir gritando la cobardía sin pestañear.

de este mundo donde tantas cosas valen la pena
nada cuesta más pena que un beso no robado.