Sunday, April 01, 2012

Bizarra

Qué mierda!
Me levanto sobresaltado, miro la hora en el celular, 6 y pico de la mañana. No termino de preguntarme qué pasó cuando suena el portero de nuevo. Prendo la luz, sacudón de cabeza, los pies en el suelo, todavía no sé si los movimientos son parte de un sueño, o lo hago de verdad. En el camino pregunto quién carajo será, aunque tengo una muy buena idea de quién es.

_Hola. Si, ya bajo.

Agarro, me pongo el buzo que está más a mano, las zapatillas sin atar, manoteo las llaves y salgo. Sé que estoy en calzoncillos nomás, pero la remota posibilidad de cruzarme con algún vecino realmente me importa un carajo, estoy muy dormido como para que pase a ser algo relevante.

Me pone de muy mal humor levantarme así, pero cuando la veo reírsede mi desvestidura doblándose sobre si misma, levanto los hombros y sonrío como con un cartel de "es lo que hay". Ya sonreí, es el mejor poder que ella tiene en mí. Apenas abro la puerta se tira arriba mío enrrollándome el cuello con los huesos de sus brazos y me besa con furia. Huele a mala destilación de alcohol. Está mojada, ahí me doy cuenta que está lloviendo. Me encantan los pelos mojados y como se sienten entre los dedos. Me la subo encima, hay que aprovechar que su cuerpo no lucha mucho contra la gravedad, mientras subimos al ascensor hace la cabeza para atrás, me regala una sonrisa y me saluda. Hola. Sonríe de nuevo y apoya sus pelos mojados en mi hombro. Subiendo va balbucendo algo que terminaba con un "te extraño".

Casi nos tiro abajo tratando de abrir la puerta del departamento sin soltarla. Entonces ella se suelta mientras me dice Dale boludo, tirame al piso. La miro con todo el odio del mundo acordándome que me acaba de despertar y tuve que bajar a abrirle la puerta y... entonces pone su palma en mi cachete, me mira a los ojos y con su risa remata Tontito. Me puede. Entramos y ella se va sacando la ropa paso a paso, amago con levantar la primera prenda y dejarla para secarse, u ordenada, o algo, pero la dejo morir ahí donde cayó. La veo a ella, sus movimientos, los músculos que se activan, su piel, hasta sentir que soy ella. Tiene el timing justo, porque a ritmo contínuo llegó con la bombacha solamente hasta el borde de la cama, a la cual se mete casi como desvaneciéndose en el aire. Me detengo justo ahí en el acantilado y miro como ella mueve su brazo señalándome el lugar mío. Vení me dice mientras me saco el buzo. Me acuesto y me besa, nos besamos. La tomo de la cintura y se pega a mi cuerpo, tanto que parece que quisiera entrar en mí. Me abraza y apoya su cabeza en mi pecho. Shhh reclama y se va durmiendo. Yo apago la luz del velador. Me duermo escuchándola respirar. Mi pequeña valiente.

Las mañanas de esas noches son como si estuviéramos juntos desde siempre. Hacemos algo parecido al amor, porque es algo así lo que tenemos, desayunamos, nos reímos, jugamos, nos seducimos de nuevo, soñamos, deliramos, charlamos, nos miramos. Hasta que ella empieza a irse. Hasta que se va. Yo me quedo sabiendo que alguno de estos días la voy a volver a putear por despertarme.