de galas o ganas,
sobre disfraces remendados
con la punta de los dedos marcados,
las yemas gastadas
vuelve la delgadez de tu vientre
que urge el celo;
bienvenida la celebración
de otro equinoccio
los linderos de adentro;
las jaurías enteras
con los hocicos censurados
de repente, ser suena a excusa
mientras el insomnio de la cucaracha
termina de transcribir
varios desaciertos
doy cuerda al reloj, una vuelta,
para ver la hora desde otro momento.
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