Friday, August 19, 2011

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ella iba desandando los caminos de la mañana. La puerta le quedaba mal en la memoria y estiró la mano para el otro lado de donde estaba el picaporte. Reírse de si misma era el abrazo más sincero que se daba de vez en cuando.
Las llaves avalanzadas contra el principio del fin de semana, zapatos fuera, pantalón fuera, camisa fuera, ella a dentro de la remera de nirvana que todavía olía a los refregones noventeros. No era nostalgia la que la impulsaba dentro de ese atuendo, sino el erotismo que le producía la imagen de ese Cobain en manchas aferrándose a la desteñida tela como si se agarrara con los dientes, esos dientes de manzana de los cuales ella se reía cada vez que se acordaba. Tal vez si era nostalgia de un mechón colorado perdido entre carpetas de facultad.
El sillón, la cerveza en la mano. La libertad del silencio en un lugar que podía llamar propio, digamos, por el cual ella pagaba el derecho de habitar. Con el departamento a oscuras la ventana mostraba la ciudad y sus luces de mentira. Le gusta imaginarse la cara de gente que no conoce en historias con pocas coincidencias con cierta verdad. Fuma un cigarrillo mirando las vetas de humo que suben y se deshacen. Se le ocurre perfecta metáfora de sus caprichos adolescentes.

1 comment:

Eugenia Di-Paola said...

respeto al adolescente interior! ♥