Indicios

Me río
de ver tentadas las muecas;
de oler a piel al observarla;
de la boca que no dice nada,
porque se ríe.

Me gusta
la sal en la primera tarde;
las lagunas de sombras en la segunda;
las luces que opacan la noche,
un poco menos.

Sé
de mis dedos y sus preferencias;
del sabor del dulce de leche;
de algunos ojos lejanos,
que alguna vez me miraron.

Muero
de sonidos que no fueron;
de anhelos guardados;
y de las mismas palabras,
demuestran que he vivido.

canción

tinto de seda
la flor que se apura pinchada
mientras la luz se va colando

Bestias son los reflejos
que no saben de unidad
y dibujan sonrisas o descontentos
de un doble de este lado

Colchones que miran
que gustan
que van buscando huella
de soliloquios vencidos

Fusil en mano y ojo lleno
vuelo en alas prestadas
sé
que no hay certeza que valga.

insomnia

La calle duerme,
brinca entre sueños que se esmeran
en ser boca de lobo

La noche es cúspide,
colmillo blanco en celo

La sangre desnuda,
palabras de vientre sin agua
marchan como fetos sin madre

Horror en la hora,
es tan tarde para verte reír,
que lamento mares

A veces, tan lejos
sigue siendo un lugar

memorias

con la raza espinada
los ventrílocuos de la sobremesa
vienen con robots a olvidar el futuro

la carne vacía;
el olor a huecos
y el zapateo de los que se acercan,
me estremecen
al punto que veo al desierto
hacerse llanto sin consuelo

vienen para hacernos acordar
que ningún recuerdo es prestado
nos dejarán,
el presente bien planchado,
armado para servir

con óxido en los dientes
haremos muecas de descontento.

Hemoglobina

La ventana tiene astillas
corre la realidad por el vidrio
cayendo sobre mis pies

reconocerla es un gusto que me doy
no muy a menudo

La sangre tiene espinas,
mi sangre
suda labias en invierno
duerme en verano

Otras
sólo caen cuando son pinchadas
por las astillas
o por la realidad.

Digamos

Que las cruces están mal paridas

o bien hechas de adorno
como del barro que brilla por debajo

Tal vez
que creer no es lo mismo que sentir
y sentir a veces es tan confuso

saber es otra cosa

Verde sería
si usásemos la punta de los labios
un poco más para demostrar
y mucho menos para decir.

Pero estaba que decía

Los astros son de día
a la noche sólo saben los gatos
Mientras se juntan cadáveres
a tentar sinfonías

Vuelven los juguetes de los 80
el niño que no dejé de ser
se enjuaga la cara con una sonrisa
se chupa el dedo y se persigna

Algunas cruces son de lágrimas.

Falacias y Aberraciones

Se habían empecinado en hacerme creer,
justo a mí,
que de creer ya reventé

ahora sólo me quedan los olores

Quieren que tenga la culpa
de alguna de esas cosas
que dejé por ahí

Mienten

Jamás pisé una mancha
no por deporte, al menos

Así y todo pretenden
que sea anfitrión de no sé qué oportunidad

están tan equivocados

Alguna vez le vendí el alma al diablo
me la devolvió diciendo
”ya está toda rota”

Será que soy sensible, un poco de más;
o la hora del día

Me voy, antes que vuelvan a buscarme.

3.V

la piel no sabe donde ir
por eso se queda juntando cuerpo.

pero pide que la vengan a buscar

reclama caricias
besos
otras pieles.

A la piel que nos cubre
la cubrimos
porque es límite de lo que somos

el pudor
debería llamarse venganza.

confesiones de invierno

y quedaría
un estigma clavado a la ventana
despeués de un invierno tan azul como éste.

vendrían
ángeles con máscaras
para averiguar
si no fui yo el que jugó a la escondida
sin saber que andabas por ahí
buscándome.

las niñas van a dibujar
nubes entre la histeria
para hacerle cosquillas a la nieve

si tan solo
pudiera abrir mis manos
y atrapar un cachito de sonrisa

Por las callecitas de los tendones que se suicidan

cadáveres que crujen
tejen desesperanzas
las ovejas sin ovillos
los vivos quietos
las multitudes que se acostumbran
y la mala suerte ordeñando la tarde,
contando espinas en el parque.

de mañana

calaveras con cicatrices
bienvenidos los brazos que recuerdan.

mientras se cae a piedrazos la noche
los ojos que duermen en mi
son de la imcumbencia de la tristeza

cardos que huelen a jazmines
con el sabor de la mañana;
que se va recortando en la ventana

no me gusta hablar mientras me despierto

abriendo los ojos

la nuca del fantasma que deambula
lo concreto que del fondo viene a calcular horas sin sentido
el viento que parece no enterarse del presente
once cruces de hierro hablan entre sí chismes de lo incierto
de repente mi reflejo es aliento de invierno.
Las cornisas de las sombras y sus falsas promesas.

encontrarás

:

la celda en ayunas disfrazada de vertiente;
la espera acabada vestida de negro
en el suelo pataleando por un capricho sin gusto;
las ecuaciones con los bordes gastados;
las respuestas paridas de apuro envueltas en miedo;
las reuniones divididas por el verbo;
círculos perdidos en el tiempo;
y el espejo que calla.

Otoño

es la vuelta enredadera
de cuestiones que camuflan

la estación para permitir
que el sabor de la melancolía
bañe varias tardes de espera

es la razón de los extraviados
para sentirse en casa,
sobre todo los domingos

otoño es el jugo de tus pupilas
mi elíxir

la escritura del cuerpo
con los primeros fríos

las hojas vencidas,
la desnudez del árbol

Otoño es extrañarte
mi pequeña primavera.

del acto de permanecer

de galas o ganas,
sobre disfraces remendados
con la punta de los dedos marcados,
las yemas gastadas

vuelve la delgadez de tu vientre
que urge el celo;
bienvenida la celebración
de otro equinoccio

los linderos de adentro;
las jaurías enteras
con los hocicos censurados

de repente, ser suena a excusa
mientras el insomnio de la cucaracha
termina de transcribir
varios desaciertos

doy cuerda al reloj, una vuelta,
para ver la hora desde otro momento.

Pedazos de éste cielo negro,
que ésta noche vino a rodearme.

Destellos de esos ojos no olvidados.

Tiemblo de soledad.

V

la oscuridad como gajos
de una ceremonia impoluta;
o la otra medida del día

la ventana como ojo
que mira los ojos de la noche
que iluminan la otredad

las sombras multiplicadas,
las de los andares imperfectos
o esas que se acumulan en los rincones

mis huesos se preguntan
cuánta será la sal que se exponga
en las horas que se avecinan.

destinos

¿Qué saldría de cruzar
la línea de la suerte
y la más inesperada de las casualidades?

¿Qué sería de mis lenguas
sin nada para decirte?

Por nada que intercambie con los astros
podré siquiera calcular
la distancia de tu piel en mi memoria.

A veces un "te quiero"
es tanto tiempo en el camino,
tan poco serio en las horas que nos separan,
pero es la medida justa
de todas las cosas que nos esperan.




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escrito en enero de 2010 cuando un "te quiero" todavía tenía sentido

aire profético.

Escritas antes de conocerla, pero tienen como ese...


1

Ni siquiera el hecho de haber vendido
el corazón a la misma Muerte
garantiza que dentro de tus ojos
no se formen fantasmas.

La cuadrícula de tu virginidad
sufraga en diciembre
eligiendo su mejor postura.

El frío llega a cierta hora del año
en forma de lugares comunes en tu boca.

Desprecia y conmueve
la simplicidad de una brisa con flecos;
las pantorrillas al sol.

Y dibujar con los ojos un mensaje

Estás lo suficientemente preparada
para recibir mi alma;
o solo soy yo?
que me entrego entero
esperando que pronto
ya no quede nada.



2

VENDIENDO LA CULPA

Atrás de las sombras de aquella tarde
me encontré con un par;
uno de esos míos que deambulan
entre las horas.

Cuando me miré a los ojos
pude deshilachar las acusaciones.

La piel entera estaba a la defensiva.

”No son las aves las que vuelan;
sino la tierra que se escapa de ellas.”*

Miré por la ventana como el sol
terminaba de besar las montañas;
rojo de pudor, por hacerlo en público.

Sentía en mi espalda los años gastados;
la última palabra que podría haber dicho

Todo ese rencor tan inútil ahora

Por la ventana de atrás entraba ya la luna
y la rutina de quedarse solo.




*Proverbio

notas de la espera.

Venías por mí aquella tarde cuando no estaba.
Compensarte es a veces
una cuestión de principios sin finales.


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Las comisuras son estaciones en la piel
donde deberían jugar los destinos.


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Aunque las manchas se
empecinen en naufragios
y los perros en ladrar a la noche
sabemos los gustos de lo incierto.

Por más que intentemos
las circunferencias son inexactas.
Toda esa angustia de no saber
es una simple risa y nada más.


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Vistiendo harapos sin colores
devengo en una cara de múltiples ojos
esperando lo que la tarde muestre.


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Los mares que no deciden
son como bestias con los dientes en celo
a la espera de la caída de algún amante;
que desesperado en su amor confió sin ver
en mis instrucciones.


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Hubiese sido tiempo, en otra hora,
sentado al borde de tus palabras,
como para decirte algo que no esperabas.


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Se sabe, que en ciertos momentos
no es oportuno callar,
si no se tiene bien en cuenta
las consecuencias de lo que se guarda.

Son como horas sintetizadas
por entre las neuronas

como caramelos de azufre
o perdigones de la mirada.

son bostezos cerrados
con las lágrimas en la punta de la lengua

como tratar de decirte algo
que dejé anotado en otra memoria

son como canciones que no suenan,
algo así
como castañuelas con los bordes engomados

No sé

todas las demostraciones del cariño
que se quedaron en la distancia

Son esas cosas de la Fe