Monday, January 10, 2011

Call me a dog

Tu nariz exhala una sonrisa. No la entiendo. Tu boca dice otra cosa mientras tus ojos miran a otro lado. Intentás decirme algo, pero a medias, voy armando frases con tus gestos, con tus silencios.

El café pasa suave por tus labios, como si buscaras en él las palabras correctas. Yo empizo a dibujar letras en una servilleta para encontrarte. Dibujo palabras sueltas de las que vas diciendo. Voy armando una composición que querrá decirme lo que no puedes.

De repente nos miramos, callados –hay una canción en el aire, pero apenas se escucha–. Alcanzás mi mano y sabés que te entendí. Y sí, lo comprendí. Ese es nuestro diálogo, un momento justo cuando nos miramos en silencio y todas las piezas caen en su lugar. Las palabras son sólo un contexto, una excusa. Sabemos que no significan nada, son garabatos con un sentido impuesto por otros, no por nosotros.

Afuera la noche se deslizó sin avisarnos. Es momento de caminar por ella, irnos a casa y disfrutar de nosotros; como nosotros lo entendemos.

2 comments:

jack y sally said...

Qué increíble cuando las palabras simplemente están de más :)

Unknown said...

alabados los que llegan a ese punto.