Saturday, January 15, 2011

una tristeza gaseosa

Nunca imaginé al sol con la cara blanca
siempre tuvo gusto a ser del tipo medio oriente
o serán las películas del desierto y lo que deja en el inconciente.

No sé.
Dicen que las ideas ya no son nuestras, que viene de otros
y se ponen en la cabeza como marcianos conquistadores.
Medios, historia, una educación arcaica, y paradigmas aprendidos
fabrican ilusiones que tienen la apariencia de ir naufragando
en el aceite usado de esos lugares proveedores de papafritas en masa.

Quiero un avión de papel que me levante y me lleve lejos
que vaya dejándo en el cielo papelitos de colores que formen todos los nombres
y así cuando miren para arriba todos podrían sonreír.

Me dicen que los aviones de papel no vuelan
¿porqué deberían?, si simplemente yo quiero que vuelen
no digo que diga que vuelan.

No importa. El jugo de naranjas está caliente.
Miro al reloj, es la misma hora que ayer a esta hora.
No puedo soportarlo. Me hace pensar que el tiempo no pasa.
Me gusta la idea de ser viejo, y a la vez sé que no voy a llegar,
tal vez ahí está el gusto.
Como cuando me enamoraba de las mujeres imposibles,
como el placer que tiene el deseo de ser astronauta,
simplente porque los trajes están copados.

Las mujeres son un desierto con olor a lluvia.
Son la seda de la arena con el frescor de lo que ya se fue pero queda.
Son las palabras que suenan mejor pero ya nadie pronuncia.
Las mujeres tendrían que venir en colores.
Quiero una verde manzana, con sonrisa colgate
y ojos de cielo de mediodía despejado en Agosto.

Mi madre dice que sería una mujer deforme.
Mi madre dice lo que piensa, pero no siente, mi mamá es mi madre.
(parafraseo a Cobain, justo yo que estoy vivo... qué ironía)
((y eso sonó a Vedder, me confabulan los 90))

Tengo miedo de mirarte y que no sonrías.
Siempre quedan las cosquillas, hasta que recuperes tu adicción al humo
y me dejés plantado por un paquete de cigarrillos de esas marcas baratas.

Hoy quiero que mi lengua tiente tu tacto y te entregués a un océano de texturas.
Pero me acordé que estámos del otro lado del mundo
en la otra punta de la brújula, en el otro extremo de nuestras ganas,
a destiempo con nuestros recuerdos, yo te sigo extrañándo
y vos todavía no me conocés.

No voy a asomar la cabeza por la ventana,
el calor va a comerme las entrañas. Va a dejarme soltera las ganas de ser

Me gustaría hilar dos neuronas y que todo esto tenga sentido
pero hay lugares donde tengo que ir para estar en ningún lado y volver.

Disculpen las molestias, pero estamos divagando para ud.





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lo admito
soy un outsider de la vida
no sé
me ha caído un bajón
osea, no bajón de triste por algo
sino como un estado de una tristeza dulce y gaseosa
no esa densa que pesa, sino como que se expande por todo el cuerpo y hace cosquillas...

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